Mario Nieves Amador
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades, UPR RP
Recibido: 20/11/2024; Revisado: 15/12/2024; Aceptado: 17/12/2024
Del sol hasta tu piel,
Dejé en el suelo todas mis intenciones.
Buscamos una cercanía,
Un vínculo más allá de lo merecido.
Algo de fe,
Confiando en que puede ser bonito.
Capaz de ver la primavera y aguantar en el invierno.
Penosa calamidad del deseo,
Que busca entrenzar nuestros ojos,
Desprendiendo la carne a palabras y besos,
Si es que la piel se mezcla y crea un marmoleado.
Siendo uno en los segundos que componen las eternidades.
Los ojos no tienen que buscar,
Lo que las manos ya encontraron.
Caminamos juntos,
Lado a lado,
Cuerpo con cuerpo,
Mi alma siendo tuya,
Y la tuya siendo mía.
Pero de tanto no se puede vivir,
Uno fácilmente se ahoga en la marea de otro,
Y dentro de tanto conocer,
Se escondía algo.
Tan solo el momento donde la piel se tornó fría,
El día en que las palabras ya no terminaban en risas.
Cuando la cama se sentía eterna y no parecía encontrarte en ella,
Una sequía de tu fugaz amor que intente aguantar.
Cada rincón de mi cuerpo desangrado y agrietado,
Un dolor extremo.
Pero nada como el día que grite mudamente tu nombre,
Solo me miraste desde la distancia,
Volteaste sin decir nada.
Y así fue,
Como de vernos a los ojos y conocernos,
Ahora apartas tu mirada,
Y solo somos extraños.
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