¿Urbanismo neoliberal o urbanismo contestatario?: una autoetnografía en un Río Piedras en deterioro y en proyectos de autogestión

Carlos G. Feliciano Collazo
Departamento de Ciencias Sociales
Facultad de Ciencias Sociales

Resumen

El presente trabajo reflexiona sobre el tópico del desplazamiento urbano que da paso a la gentrificación. Se toma el “caminar” como punto de partida para la reflexión sobre las medidas neoliberales que se están ejecutando en esa ciudad; como lo son el desplazamiento de oportunidades, el desplazamiento de la economía local, la marginación de comunidades y la especulación en el mercado con edificios abandonados. Mis caminatas por Río Piedras fueron hechas por las áreas de Capetillo, Santa Rita, la Universidad de Puerto Rico y el Centro Urbano. La investigación concluye que el abandono de esta ciudad y su gente se debe a la fase previa de un urbanismo neoliberal que se quiere instaurar en esta localidad. Por esta línea, se hace un aporte teórico-práctico a los estudios urbanos desde una filosofía política libertaria que promueve el desarrollo de nuestro espacio urbano desde la autogestión comunitaria.

Palabras claves: urbanismo, autogestión, gentrificación, auto-etnografía

 

Abstract

The present work reflects on the topic of urban displacement the gives way to gentrification. The “walking” is taken as a starting point for reflection on the neoliberal measures that are being implemented in this city; as the displacement of opportunities, the displacement of the local economy, the marginalization of communities, and the speculation in the market with abandoned buildings. My walks through Río Piedras were made in the areas of Capetillo, Santa Rita, the University of Puerto Rico and the College Town. The investigation concludes that the abandonment city and its people is due to the previous phase of neoliberal urbanism that wants to be establish in this city. In this line, a theoretical-practical contribution to the urban studies is made from a libertarian political philosophy that promotes the development of our urban space from community self-management.

Keywords: urbanism, self-management, gentrification, auto-ethnography

 

 

Introducción

 

La ciudad se nos hace anciana, como una gladiador cansada de guerras. Su deterioro es desde hace tiempo tan evidente que podría parecer irreversible.

Edwin Quiles, “Río Piedras como posibilidad”

 

El mundo en que vivimos, y en primer lugar su escenario material, se descubre cada día más restringido. Nos ahoga. Padecemos profundamente su influencia, y reaccionamos a ella según nuestros instintos en lugar de hacerlo de acuerdo con nuestras aspiraciones. En una palabra, este mundo domina nuestra forma de ser y por ello nos aplasta. Sólo de su remodelación, o más bien de su estallido surgirán las posibilidades de organización del modo de vida en un plano superior.

Abdelhafid Khatib, “Intento de descripción
psicogeográfica de Les Halles”

  

La coyuntura sociopolítica y económica de Puerto Rico está cada vez más grave. Mientras tanto, el gobierno de turno, junto con las imposiciones de la Junta de Control Fiscal siguen aprobando medidas de austeridad y poco a poco privatizan las necesidades básicas de las personas. Los servicios de salud son cada vez más escasos, la educación es precaria, y los espacios públicos de las ciudades, en franco deterioro, no están disponibles para el uso popular. Durante mucho tiempo, Río Piedras ha sido una de esas ciudades universitarias ajenas a la comunidad con que convive y a su desarrollo urbano. Solo hay que caminar para darse cuenta de los dos mundos que habitan en un mismo lugar.

Este trabajo tuvo lugar en la ciudad universitaria de Río Piedras. Esta se encuentra en el municipio de San Juan, en la zona metropolitana de Puerto Rico. La relevancia del tema radica en el hecho de que hay muy poca bibliografía sobre Río Piedras, en especial, el análisis sociocultural urbano sobre el fenómeno del deterioro de esta ciudad y los mecanismos neoliberales[1] para impulsar un proceso de reestructuración urbana y social. Juan Giusti (2014b) plantea que se debe estudiar una época y un espacio rural de Río Piedras que ha quedado olvidado; yo no contradigo eso, pero sí enfatizo en volver teóricamente al deterioro urbano de este lugar, pero desde una mirada más crítica con los procesos urbanos que han ocurrido. Por esta línea, mi cuestionamiento principal para este trabajo plantea si el discurso urbanista neoliberal es responsable del abandono y deterioro de Río Piedras y, si existen tácticas que ayuden a revivir los espacios urbanos de Río Piedras. Estas son las cuestiones fundamentales que en este trabajo pretendo contestar. El punto de esta investigación es hacer una modesta aportación al estudio cultural urbano de Río Piedras arrojando luz sobre la problemática del deterioro de esta ciudad y cómo esto afecta la experiencia urbana de las personas la habitan.

 
Mapa de la localización de Río Piedras dentro de la región de San Juan, Puerto Rico. Fuente: Google® Maps.

Mapa de la localización de Río Piedras dentro de la región de San Juan, Puerto Rico. Fuente: Google® Maps.

 

Metodología

Para este trabajo se ha utilizado la metodología de la auto-etnografía crítica, que me ha permitido reflexionar críticamente sobre mis experiencias pasadas en Río Piedras, así como las actuales. El memory-data está bien presente en las reflexiones que hago y como recopilación de datos, en tiempo presente, he llevado a cabo una técnica metodológica situacionista[2] llamada la dérive (la deriva) (Debord, 1999) que consiste en desplazarse por la ciudad sin rumbo alguno; ser guiados por la propia estructura de la ciudad para así habitarla de una manera distinta a la tradicional (p. 50). Es un vagabundeo reflexivo que va dando cuentas de las implicaciones psico-geográficas de la estructura de la ciudad. También recurro a la psico-greografía, dado su capacidad para trabajar las reacciones afectivas que tiene una persona con el entorno urbano que la rodea. De este modo, las ciudades pueden ser dispositivos de control y medios de expresión lúdica (Barreiro León, 2015, p. 7; Khatib, 1999, p. 45).

En estas derivas voy trazando mi experiencia urbana más allá de los lugares donde se ubica mi interacción social. En el caso de esta investigación, las derivas se llevaron a cabo en cuatro ocasiones, con una duración entre dos y tres horas. Opté por hacer las derivas en solitario, teniendo en cuenta que el autor de esta técnica recomienda hacerla grupalmente (Debord, 1999, p. 51) por razones de coordinación. Esto presenta un problema a la hora de hacer las derivas pues, en primer lugar, las personas deben de estar familiarizadas con el fundamento teórico de la deriva y, en segundo lugar, hay que contemplar las distintas responsabilidades que tienen las personas en su vida privada que impiden el encuentro y el carácter de improvisación que tiene la deriva una vez se comienza la experiencia lúdica. El trabajo de campo se hizo mayormente en el centro urbano, el Paseo de Diego, el área de Capetillo y en la urbanización Santa Rita.

A modo de contexto sociohistórico, explicaré brevemente las implicaciones del modelo de urbanismo de mercado que se ha impuesto en Puerto Rico bajo la ideología de la modernización durante la década del sesenta, bajo el proyecto Operación Manos a la Obra (Safa, 2011, pp. 46-47). Este proyecto impulsó rápidamente el mercado industrial y el desarrollo tecnológico en la Isla y, como consecuencia, en las décadas posteriores se construyeron autopistas y centros comerciales. La construcción de carreteras son un avance tecnológico muy importante, pero el problema no es la construcción de carreteras en todo el país, el problema fue la planificación deficiente que trazó su ruta junto con la lógica de la modernización que solo es eficiente para el capital, ya que promueve una experiencia urbana de producción y consumo. Crea un espacio que favorece su reproducción, aunque este sea inestable y tenga que estar constantemente cambiando por las presiones sociales que conlleva un paisaje producido bajo la lógica capitalista (Harvey, 2014, p. 149). Con la llegada del automóvil la planificación urbana desplazó a las personas que caminan por la ciudad hacia la periferia. Queda de manifiesto que las ideas dominantes que rigen la planificación de vías han encontrado un modo de transporte que le dejará más dinero a costa de una reestructuración de las relaciones sociales (Stang, 2014, p. 7). Cuando llega este cambio radical en el espacio urbano, las relaciones sociales se ven afectadas pues ahora el uso de los espacios cambia, emergen unos nuevos y otros son eliminados, por lo que el ejercicio de caminar queda relegado a un espacio que, en el caso de Río Piedras, es tan estrecho que casi no caben dos personas una al lado de otra en la misma acera.

Experiencia situada: contexto e implicaciones auto-etnográficas

Mi relación con la ciudad de Río Piedras no era muy memorable, simplemente llegaba en tren desde Bayamón para ir a la Universidad. En ocasiones caminaba por la Avenida Ponce de León para visitar las librerías y ya. No fue hasta la huelga estudiantil del 2017 que mi experiencia urbana cambió; ese fue el primer hecho significativo que tuvo mi experiencia. Luego, el paso del huracán María y los días posteriores transformaron mi vida en la ciudad. Durante el proceso huelgario, en cada salida a la calle, protesta y reclamo de nuestro espacio público, fui descubriendo los usos alternativos que se le podía dar a esta ciudad. La ciudad como espacio donde se hace política de manera más democrática que en los parlamentos y en el senado era algo que nunca había contemplado.

Durante setenta y dos días viví en el campus de Río Piedras donde se hacían actividades dentro y fuera del recinto, que invitaban a la comunidad riopedrense y de áreas limítrofes a ser parte del proceso de lucha del estudiantado. Se estaba haciendo una universidad urbana siguiendo un sistema de organización horizontal y sin burocracias que dilataran el proceso e hiciera que la planificación de toda actividad fuera un dolor de cabeza. Como mencioné más arriba, Río Piedras es una ciudad universitaria pero paradójicamente la Universidad se ha encerrado a sí misma en una burbuja dentro de un mismo espacio geográfico común (Giusti, 2014a). Coincido con Juan Giusti cuando dice que los proyectos de la Universidad deben hacerse estableciendo dialogo con la comunidad y en conjunto con esta, pero con sus prácticas de no hacer nada y dejar a su ciudad en el abandono indirectamente facilitan el trabajo de intereses privados y de administradores públicos que quieren reestructurar el centro urbano de Río Piedras para que sea más competitivo en el mercado, mediante prácticas de gentrificación.[3] Un ejemplo de esta práctica fue el proyecto “Río Piedras 2012”, impulsado por el entonces alcalde de San Juan Jorge Santini. Con ese proyecto se pretendía hacer una reestructuración del centro urbano demoliendo edificios para hacer negocios, oficinas y condominios que no estaban orientados a satisfacer las necesidades de la comunidad ríopedrense, sino que estaba dirigido para las clases pudientes (Quiles, 2013).

Por otro lado, el segundo momento significativo de mi vida en Río Piedras se da durante los días posteriores al paso del huracán María. Ya se había acabado la huelga estudiantil y me encontraba en un proceso de reflexión política sobre el devenir de la crisis sociocultural, económica y política por la que atravesaba el país. Después del paso del huracán me entero de que un grupo de compañeras(os) de lucha empezaron un proyecto de apoyo mutuo en Río Piedras donde los residentes de la comunidad, junto con las y los activistas que organizaban el proyecto, limpiaban los escombros que había en las calles. Ante un Estado ausente para las comunidades marginadas, muchas personas alrededor de la isla autogestionaron la limpieza de su barrio y de su ciudad y luego empezaron a tomar las riendas de su alimentación. Durante esos días miraba con nostalgia las calles vacías de Río Piedras hasta que llegué al proyecto de apoyo mutuo llamado la Olla Común. Durante los cinco meses en que estuve trabajando en el proyecto vi cómo crecía su potencial político y de organización comunitaria, basado en la producción de un espacio social común. Me detengo aquí ya que retomaré este punto más adelante. Mientras tanto, continuaré con la descripción general de las derivas.

Mis derivas experimentales comenzaban en la calle Domingo Cabrera en dirección a la Avenida Gándara. Toda esa área se compone de vida estudiantil, la mayor parte de las horas del día. Esta es la zona más cercana a la universidad y, por tanto, está rodeada de apartamentos y negocios. Durante el día es una zona un tanto compleja de atravesar caminando pues el flujo de autos entrando y saliendo de Río Piedras es constante y a eso le sumas el estado tan avanzado de deterioro en el que se encuentran las aceras de la ciudad. Entrando al centro urbano por la Avenida Juan Ponce de León la congestión vehicular es igual de constante pero solo durante horas del día. En horas de la noche es cuando se puede ver con más claridad la separación de lo que yo llamo los dos Río Piedras: el Río Piedras donde se concentran la mayor de la población universitaria (Ave. Universidad, Urb. Santa Rita) y el Río Piedras olvidado (centro urbano y sus comunidades aledañas como, por ejemplo, la comunidad de Capetillo) donde el deterioro infraestructural y social es más evidente. En esta última es donde pasé más tiempo en mis derivas. En mi trabajo de campo presencié el abandono del espacio urbano con todos mis sentidos: escombros y basura amontonados en Capetillo, muchos edificios vacíos en el centro urbano y mucha gente sin techo en la plaza pública y en el Paseo de Diego. También encontré negocios cerrados y otros en condiciones muy precarias.

Urbanismo contestatario para un Río Piedras en deterioro

Río Piedras fue uno de los principales centros económicos en la zona metropolitana (Giusti, 2014b) hasta que, en 1951, lo anexaran a San Juan. Posteriormente la apertura del centro comercial Plaza Las Américas, en 1968, contribuyó grandemente al desplazamiento económico y laboral de Río Piedras. Esto es un desplazamiento de oportunidades, cuando se reemplazó la plaza pública por los centros comerciales (Filipe & Ramírez, 2016, p. 45; Moctezuma Mendoza, 2016, p. 89) y, como consecuencia, se fueron vaciando los espacios públicos, llegaron tiendas extranjeras y megatiendas que desplazaron económicamente los negocios locales, por lo que se vuelve cada vez más dificultoso retener los residentes que se van en busca de mejores oportunidades de empleo a otras ciudades.

 

Se trata de un desplazamiento que se encuentra inscrito en la transformación espacial en un nivel fundamental que trasciende la experiencia inmediata y directa de los individuos efectivamente desplazados (de manera directa), pues constituye una forma de desplazamiento indirecto en el que la posibilidad de la presencia, de sectores desfavorecidos en el espacio se ve obstaculizada, limitada o excluida por las transformaciones. (Moctezuma Mendoza, 2016, p. 89)

 

A este desplazamiento de oportunidades se suma la planificación urbana orientada al automóvil, la burbuja en que habita la Universidad, la explosión de la tienda Humberto Vidal y áreas cercanas (1996), y las dudosas remodelaciones que se hicieron como propaganda para el “Río Piedras 2012” (Giusti, 2012). El resultado fue una ciudad dividida en dos cantos: la Avenida Universidad llena de vida casi las 24 horas del día y Santa Rita, con una población estacionaria; y el “otro” Río Piedras del centro urbano con sus sectores aledaños. Este deterioro socio-espacial trajo consigo unas implicaciones psico-geográficas nefastas, pues la ciudad se experimenta de manera funcionalista y culturalmente desarraigada. Este escenario es ideal para que los agentes del gobierno, con intereses corporativos, inviertan capital para transformar a su gusto el área urbana.

Ante este escenario hay que producir un espacio urbano con unas bases de unidad y solidaridad. Un urbanismo que impulse el desarrollo local (Quiles Rodríguez, 2014) y permita una experiencia más amable con el medio ambiente; que desarrolle el uso peatonal de la ciudad teniendo aceras más anchas y espacios de socialización y de estar que estén fuera de la Universidad. La pregunta que surge es ¿cómo producimos un urbanismo contestatario que se oponga al modelo neoliberal? Fundamentalmente, se debería iniciar mediante realización de proyectos comunitarios. Un vivo ejemplo ha sido el proyecto de apoyo mutuo la Olla Común que ha brindado herramientas conceptuales y prácticas a parte de la comunidad de Río Piedras y a las personas sin hogar que tanto son despreciadas. En la Olla Común producimos un espacio de respeto a las diferencias, y socialización, educación y trabajo des-alienado. Estos proyectos y otros con base en la solidaridad y la autogestión son la contraparte del urbanismo neoliberal, por lo que se transforman en tácticas para evitar que dicho urbanismo convierta el suelo en dinero y desplace comunidades enteras para reconstruir la ciudad para que el sector acomodado de la sociedad se instale (Dieste & Pueyo, 2003, p. 3).

 

Las luchas reivindicativas, las iniciativas para construir proyectos y espacios de liberación desde donde ejercer el derecho a habitar dignamente no se limitan al ámbito de escala urbana. Incluyen, también, y de manera más importantes, los espacios cotidianos. (Quiles, 2014).

 

Según Debord (1999), “las enseñanzas de la deriva permiten establecer los primeros cuadros de las articulaciones psicogerográficas de una ciudad moderna” (p. 53) lo que se traducía para los situacionistas en el abandono del uso productivista y consumista de la ciudad, el cual reemplazaban por un uso lúdico-constructivo de los espacios urbanos. En mi caso, tales articulaciones psicogeográficas se diseñan en la producción de espacios de micro-resistencia donde se hace comunidad y al final conlleva una experiencia urbana que se aleja del modelo de ciudad de producción capitalista.

Conclusión

Hemos visto cómo el deterioro de Río Piedras responde a una lógica neoliberal de gentrificación por desplazamiento de oportunidades (Moctezuma Mendoza, 2016) y abandono de los espacios urbanos de Río Piedras, dejándoles la ruta libre de la especulación a dueños de edificios que llevan más de diez años abandonados. Como peatón, el ejercicio de caminar por una ciudad en avanzado deterioro de las estructuras y de sus calles, la falta de iluminación en las aceras, además de la pérdida de las relaciones sociales, transforman este espacio en uno peligroso para caminar en la noche.

Ante todos estos problemas coincido con Edwin Quiles (2014) en que el cambio de la ciudad (de Río Piedras en este caso) debe comenzar con proyectos autogestionados donde los residentes y visitantes solidarios tomen las riendas del cambio de su entorno urbano. Proyectos artísticos en las calles y paredes de la ciudad, que estimulen el paseo peatonal haciendo de las caminatas una práctica lúdica y estética, son clave para reestructurar pisco-geográficamente a Río Piedras. Otros proyectos como el rescate de terrenos para hacer huertos comunitarios, las okupaciones de edificios abandonados para transformarlos en viviendas para los sin techo y hacer centros sociales son elementos esenciales para crear la ciudad viva, solidaria, accesible y contestataria que queremos.

 

Referencias:

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Notas

[1] Con neoliberalismo me refiero al proyecto político que plantea la desregulación del control del estado sobre el mercado (Theodore, Peck & Brenner, 2009, p. 3), dejando el suelo pavimentado para la privatización de espacios públicos y para la especulación inmobiliaria.

[2] La Internacional Situacionista fue un grupo de intelectuales formado en 1957 que criticaba el estilo de vida capitalista de la posguerra y el urbanismo utilitario que se estaba ejerciendo en las grandes ciudades (Barreiro León, 2015, p. 6). Sus fundamentos teóricos venían de diferentes ramas del saber cómo la arquitectura, el arte (el surrealismo en particular) y la teoría política marxista.

[3] La gentrificación se puede definir como una reestructuración de una zona urbana orientada a las clases medias y altas de la sociedad (Janoschka & Sequera, 2014, p. 2).

Revista [IN]Genios, Vol. 5, Núm. 1 (octubre, 2018).
ISSN#: 2374-2747
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras
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Posted on October 13, 2018 .